Un emprendor de cochera

Publicado originalmente en la revista entrepreneur con el título:

La mecánica para volar alto

Con más de 180 empleados y facturando 10 millones de dólares por año, el joven fundador de 3D Robotics emprendió en el mercado de los drones.

Por Ana Lorena Ruiz
05-14-2014
Los especialistas en informática en México representan el 5.5% del total de profesionistas registrado según el último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
De acuerdo con la Secretaría de Educación Pública (SEP) cinco de cada 10 egresados de la universidad tienen trabajo en un área diferente a la que estudiaron. De ahí que el panorama para los jóvenes ingenieros que buscan emprender parece complicado, pues generalmente hay mucho trabajo para ellos y no oportunidades de iniciar algo propio.
De acuerdo con Leonel Germán Corona, presidente de la Academia de Mecatrónica del Instituto Politécnico Nacional (IPN), el apoyo que reciben los estudiantes ha incrementado en los últimos años pero aún no es suficiente.
“Los proyectos de los estudiantes, por lo general, resuelven un problema actual como puede ser la automatización en las líneas de producción. Pero en México, del total de proyectos desarrollados únicamente se intentan comercializar entre 5 y 10%”, explica el experto. “La idea se tiene, pero para desarrollarla es necesario tener capital”.
La historia de Jordi Muñoz, fundador de 3D Robotics –empresa especializada en la fabricación y venta de drones (vehículos aéreos no tripulados)–, se inserta en este panorama como una excepción a esta regla laboral. Y es que al igual que a muchos ingenieros mexicanos, a Jordi le interesaba desde niño la computación y la aeronáutica, las dos principales áreas que hoy conforman su compañía.
Pero, por otro lado, sus expectativas personales tampoco iban más allá de emplearse. “A los 18 años quería ser piloto, pero fui rechazado por falta de cupo en la universidad; en ese momento me sentía perdido pues no tenía un plan B”, recuerda el joven. Así comenzó a estudiar ingeniería electrónica en computación en Tijuana, Baja California.
Antes de concluir sus estudios, en 2007, se casó con una estadounidense y abandonó la universidad.
La pareja se mudó a Estados Unidos. Pero mientras Jordi esperaba el trámite para obtener la residencia del país no podía trabajar o estudiar. “Estaba aburrido todo el día en la casa, jamás me imaginé que así comenzaría mi propia empresa”, recuerda de sus inicios en el ocio de la construcción de aparatos.
Los conocimientos que había adquirido en la escuela, algunos libros e Internet fueron sus aliados cuando quiso aprender a reprogramar chips. Empezó a trabajar con componentes del Nintendo Wii y el iPhone y documentaba lo que hacía en su blog personal, donde proponía la posibilidad de crear drones de fácil manipulación y adaptados a actividades específicas.
Sin saberlo, el joven comenzó a hacer marketing de su trabajo. Gracias a su sitio Web logró captar la atención del entonces editor de la revista Wired, Chris Anderson, reconocido conferencista y especialista en negocios tecnológicos. “Mi proyecto le interesó y me preguntó qué necesitaba para hacerlo crecer; yo respondí que dinero. Sin más preguntas Chris me mandó un cheque por US$500 con el cual fabriqué algunos drones a mano”, explica Jordi.
Acto seguido, montó una tienda en línea y vendió todo lo que había fabricado en cuestión de horas. Y así, de pronto, ambos se dieron cuenta que habían descubierto un negocio con grandes posibilidades.
Para Jordi era importante profesionalizar su empresa, pues tenía conciencia del papel que deseaba desempeñar desde el inicio. Primero se dio a la tarea de comprar y confeccionar el equipo necesario para montar una fábrica en su cochera. Todo lo que subía a la tienda se vendía y las ganancias se reinvertían.
El resultado fue tan positivo que Anderson dejó su trabajo y se convirtió en el CEO de 3D Robotics. Tres años después ya facturaban US$5 millones anuales y daban empleo a 50 personas.
“Abrimos una empresa hermana en Tijuana y nos dimos cuenta de la capacidad de producción que había allá, por lo que mudamos toda esa parte a México”, comenta Jordi. Ahora tienen 180 empleados, de los cuales 115 se encuentran en Tijuana y el resto en Estados Unidos, mientras que desde México exportan a todo el mundo.

Estudiante emprendedor

Eventualmente Jordi regresó a la universidad donde terminó la carrera de ingeniería en computación.
“Obtuve mi título de la Universidad de DeVry, tomé algunas clases en línea por cuestión de tiempo y trabajo”, asegura el emprendedor.
Pero el caso de Jordi dista mucho de las posibilidades y oportunidades que tienen hoy los jóvenes en busca de arrancar su propio negocio en tecnología.
Por ejemplo, antes de contar con el respaldo de Anderson, Jordi nunca buscó el apoyo de ningún fondo. Temía tener mala suerte y acabar con un inversionista que, más allá de impulsar el negocio, lo perjudicara.
“En ocasiones los inversionistas sienten que tienen derecho de entrar a cualquier área de las empresas y esto las puede arruinar”, afirma. Un consejo del emprendedor es ser cautelosos al momento de crear alianzas. “Asegúrate de que la persona que invertirá en tu proyecto comparta tu mentalidad y visión, que esté dispuesto a apoyarte en las áreas que no son tu especialidad y dejarte desarrollar las que sí lo son”.
La visión fresca de Jordi dio pie a una diferencia muy importante de 3D Robotics: ninguno de sus trabajos está patentado. El emprendedor considera que las patentes frenan el desarrollo de la tecnología e impiden incrementar mercado. “Trabajamos con open source o código abierto; así las personas pueden encontrar en Internet todo lo que hacemos y cómo lo logramos”, comenta.
De esta manera 3D Robotics ha dado pie a foros de discusión entre sus clientes, lo que les permite mejorar sus productos. También fomenta la lealtad y genera expectativa dentro de sus consumidores. Jordi ha sabido aprovechar su condición de estudiante para hacer crecer su emprendimiento y trascender fronteras al aprovechar la experiencia de su socio y los conocimientos de quienes compran sus productos.

De la ficción al negocio

Hace algunos años, pensar que un robot dejaría un paquete en la puerta de tu hogar parecía más un capítulo de Los Supersónicos. Actualmente esto es algo que comienza a regularse, pues en 2015 será algo cotidiano.
Empresas como Amazon y DHL han volteado a ver a los drones como una alternativa para mejorar sus procesos y logística. Incluso hoy hasta se utilizan para monitorear viñedos. Esto ha disparado el interés en estos vehículos, por lo que el mercado se ha vuelto sumamente atractivo.
Un estudio del Departamento de Transporte de Estados Unidos estima que, de aprobarse las normas necesarias, podrían crearse 70,000 empleos en torno a esta actividad.
Pero esto no es todo. Teal Group Corp., empresa de investigación en Virginia, estima que el mercado global de aparatos tanto de uso civil como militar, llegará a los US$89,000 millones en la próxima década. Las aplicaciones de estos vehículos no tripulados están limitadas únicamente por la creatividad y necesidad del usuario. Se pueden utilizar para monitorear especies migratorias, entregar medicinas en lugares remotos, vigilancia en las fronteras de países, entre muchas otras alternativas de distintos sectores.
3D Robotics quiere estar listo cuando las aplicaciones comerciales para drones exploten. Pero también busca acercar la robótica aérea al usuario promedio.
De hecho, la visión del mundo del futuro que el CEO de la empresa, Chris Anderson, ha ilustrado en su libro Makers: The New Industrial Revolution (Creadores: la nueva revolución industrial, 2012) incluye drones que volarán de manera regular para recopilar datos específicos que sirvan a aplicaciones industriales, y otros que flotarán por encima de la cabeza de cualquier persona, como una mascota.
“Ahora que hemos logrado que estas cosas funcionen, es el momento de trabajar con ellas”, dice Anderson. “Las aplicaciones son infinitas. Estamos hablando de industrias enteras”.
Por ejemplo, 3D Robotics ya ofrece una aplicación para Android basada en un control táctil. Esto permite al usuario controlar sus drones (entre ellos, el Iris Quadcopter, uno de los más vendidos de la compañía) y trazar su camino de manera más sencilla.
Aunque esta industria se perfila como prometedora a mediano plazo, aún es un área de la mecatrónica joven con múltiples posibilidades para las nuevas generaciones de ingenieros. “La industria de los drones viene muy fuerte, por eso mis esfuerzos se enfocan en hacer crecer mi empresa.
Tiene tantas posibles aplicaciones que nuestra tarea consiste en concentrarnos en desarrollar el mejor producto y contar con el mejor equipo de personas para acaparar lo más que se pueda el mercado”, concluye Jordi.

¿Cómo pasar del aula a las ventas?

De acuerdo con Leonel Germán Corona, presidente de la Academia de Mecatrónica del Instituto Politécnico Nacional (IPN), es necesario que todas las universidades ofrezcan un programa más integral para que los estudiantes de ingeniería obtengan conocimientos básicos de administración y puedan emprender un negocio propio. Ésta, afirma el experto, es la manera más segura de garantizar que los emprendimientos estarán bien estructurados y tendrán éxito.
Jordi Muñoz también destaca la importancia de este aspecto, pues cuando el emprendedor comienza, muchas veces se guía por instinto. La recomendación cuando tu empresa crece y necesitas orientación corporativa y financiera, es buscar especialistas en cada área para concentrarte en lo que haces mejor.
“Mi consejo a los emprendedores en innovación tecnológica es que se dediquen a lo que sólo ellos saben hacer, para lo demás podrán contratar a alguien (contadores, administradores, etcétera)”.
El emprendedor asegura que el elemento creativo que sólo él aporta a su negocio ha sido la clave que lo separa del resto y garantiza su título de jefe.
“Encontramos una industria que crecerá exponencialmente en los próximos años, entonces para tener una participación importante en el mercado debo enfocarme a desarrollar tecnología que nadie más tenga”.
Así que los recursos humanos juegan un papel clave en las compañías de tecnología al integrarse en busca de mercado, administración eficiente de recursos y solidez financiera. Tanto Jordi como su socio Chris Anderson han procurado concentrarse en innovar y reclutar el mejor equipo de trabajo, con profesionistas eficientes para cada área de su empresa.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares